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domingo, 30 de marzo de 2025

"EL ROMANCE CHE MILEI Y AY CRISTINA", humor político por Alejandro Borensztein

Por muy entretenido que parezca, daría la impresión de que la situación del país no da para este tipo de jueguitos. Milei y Cristina. Se comunican con un exquisito dialecto. Arranquemos con la novedad de la semana: finalmente se confirmó que, para las próximas elecciones legislativas de la Ciudad de Buenos Aires, el gobierno presentará una lista propia encabezada por Manuel Adorni mientras que el PRO irá por su lado con Silvia Lospennato. A eso hay que sumarle que Larreta también se anotó solito y que la Coalición Cívica tomó su propio camino con Paula Olivetto. A su vez, Martín Lousteau presentó otra lista distinta que curiosamente no es del partido radical que él mismo preside sino que es de otro boliche que Lousteau abrió hace tiempo llamado Evolución. Suena a jeanería de Av. Córdoba pero es una alianza que incluye a varios partidos. Una especie de multimarca. Después los radicales no entienden por qué se están extinguiendo. De yapa lo tenés a Ramiro Marra que también va por su cuenta. Un libertario chiquito pero cumplidor. Todo esto significa que la coalición electoral que en CABA solía sacar más del 50% de los votos ahora va dividida en cinco o seis partes. Para los que se quejan de que en la Argentina no hay acuerdos políticos, acá tienen uno: se pusieron todos de acuerdo para darle al kirchnerismo la posibilidad histórica de ganar la Ciudad de Buenos Aires. Hermoso. Si todo esto fue una idea del Topito Santiago Caputo para acelerar la autodestrucción de Milei y el retorno del kirchnerismo, habrá que sacarse el sombrero. Aparentemente el tipo convenció al gobierno de que no necesitan juntarse con nadie y de que los votos de Juntos por el Cambio ya son todos de ellos. Un genio. Ahora solo le falta convencer a Milei de que haga lo mismo en la Provincia de Buenos Aires y misión cumplida. A este ritmo, el joven Topito podría llegar a superar en velocidad y letalidad al gran Topo Alberto. Más allá de esto, vayan nuestras felicitaciones al presidente Milei, a Mauricio Macri, a Horacio Rodríguez Larreta, a Martín Lousteau y a Lilita Carrió por tratar de hacer posible lo imposible. Eso si, después no lloren. Ahora pasemos a lo importante. Por fin Cristina metió un hit. Hay que reconocer que el “Che Milei” es un hallazgo. Obviamente, siempre hablando en el contexto de una de las más reconocidas maleducadas del sistema solar. A favor de Ella, convengamos que el destinatario de esos mensajes, Javier Milei, tampoco es el Duque de Windsor. Podríamos decir que entre ellos se las rebuscan para comunicarse en ese exquisito dialecto cloacal que ambos manejan con tanta fluidez. De todos modos, hay una diferencia significativa entre Cristina y Javi. Ella es una bestia peluda que manejó el país durante 16 años y lo dejó dividido, aislado y en bancarrota. En cambio Él, también es una bestia peluda, pero preside un gobierno cuyos resultados todavía están por verse. En esta apasionante relación, Ella le escribe “Che Milei” y él le contesta “Ay Cristina”. Lo de Ella suena a desafío milonguero. Lo de Él a sobrador con viento en la camiseta que, teniendo en cuenta que le habla desde el poder, debería ningunearla pero no puede. Hay algo ahí. No es un buen momento para que Javi se distraiga con este vínculo. El horno no está para bollos. Por suerte Milei preside el mejor gobierno de la historia argentina, Karina es la Jefa indiscutida, Luis Caputo es el mejor ministro de todos los tiempos y Santiago Caputo es el estratega político más notable de Occidente. Al menos así se autoperciben y lo expresan públicamente. De no contar con semejante dream team uno estaría preocupado. No es para menos. Perdemos reservas, gastamos fortunas para mantener el valor del dólar y estamos rezando para sacarle al FMI todos los palos verdes posibles para seguir quemándolos en la caldera que sostiene al dólar y mantiene la inflación a la baja. Si no fuera que al frente de todo esto están los cuatro grandes, Javi, Karina, Caputo 1 y Caputo 2, ya deberíamos ir poniéndonos los chalecos salvavidas. Por suerte están. Una tranquilidad. Aún así, debemos ser precavidos. ¿Algo podría fallar? Obvio, lo de siempre: la falta de confianza. Analicemos un ejemplo simple. Un tipo decide mudarse, vende su monoambiente y, dado que la operación se hizo con crédito hipotecario, los dólares se los transfieren a su caja de ahorro. Con esa guita y un canutito que tenía, el entusiasta ahorrista se compra un dos ambientes. Por razones que no vienen al caso, el tipo tiene que esperar un mes para escriturar y pagar el nuevo derpa. Eso significa que durante ese mes los dólares que recibió van a quedar depositados en el banco. Un banco local, obviamente. El banco de confianza, el de la esquina. Nada para preocuparse. Nada si viviera en Bélgica. O en Uruguay. Acá no. Acá el pobre tipo no va a poder pegar un ojo hasta que escriture el nuevo departamento y transfiera los dólares al vendedor. Al pie del Preámbulo de la Constitución Nacional hay una posdata que dice: “Se sugiere a todos los hombres de buena voluntad que quieran habitar el suelo argentino guardar la guita lo más lejos posible del gobierno, cualquiera sea este”. La historia le ha dado la razón a esta posdata. Si el honesto ahorrista fuera guapo podría sacar los dólares del banco en una mochila y meterlos debajo del colchón hasta firmar la nueva escritura, pero el riesgo de que lo choreen en la calle es altísimo. O sea, no le queda más remedio que dejar la guita durmiendo en el banco y prenderle velas a San Caputo. ¿Por qué a Caputo? Porque todos sabemos que el ministro está usando esos dólares para paliar la escasez del frente externo, dirían los mandriles. En el barrio le dicen timbear los dólares para que el verde no se le vaya al carajo. La misma joda hizo Massa pero con cifras aún mucho mayores. Y Kicillof, que también usaba los encajes de los ahorristas y también dejó reservas negativas cuando Cristina se fue en 2015. Para tranquilizar a nuestro amigo del departamento, el gobierno anda paseando por los canales de televisión diciendo que no pasa nada, que todo va espectacular y que la guita del FMI ya está llegando, mañana o pasado. Viernes a más tardar. Sin embargo, aunque la guita llegue hoy, nunca habrá confianza porque nuestros “Che Milei” y nuestros “Ay Cristina” de cada día siguen alterando al pobre ahorrista que no ve la hora de escriturar, sacarse la guita de encima y dársela al vendedor que, a su vez, deberá ingeniárselas para mantenerla lejos de Caputo, lejos de Milei, lejos de Cristina. Lejos de todos. El viernes el presidente Milei dijo: “Si esto sale bien, el kirchnerismo no vuelve nunca más”. Tiene razón. Si esto sale bien. Por las dudas, en el flamante dos ambientes de nuestro ahorrista hay un cuadrito en la pared con la posdata del Preámbulo. Más alla de todo esto, sigue sin definición el infartante partido entre “son boludos” y “son corruptos”. Se jugaron los 90 minutos, el alargue y la tanda de 5 penales cada uno, todos adentro. Para “son boludos” convirtieron Javi, Karina, Caputo 1, Caputo 2 y Adorni. Para “son corruptos” Alconada Mon, Hector Gambini, Daniel Santoro, Nico Wiñazki y Thomas Friedman que vino especialmente desde el NY Times, le pegó fuerte al medio y les rompió el arco.  

Ahora viene la serie de a uno. Morirse. 

2 comentarios:

  1. Entre el CHE MILEI y el AY KRETINA acá estamos NOSOTROS.
    Piensen en el HOLA PAÍS!.
    Eva

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  2. Manga de chorros, corruptos, enfermos!!

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