Entonces cuando Judas, el que lo había traicionado, vio que habían condenado a Jesús y sintió pesar por lo que había hecho. Así que les devolvió las 30 monedas de plata a los jefes de los sacerdotes y a los ancianos líderes, y les dijo: —He pecado al entregar a un hombre inocente para que lo maten. Ellos dijeron: —¿Qué nos importa? ¡Ese es tu problema! Entonces Judas tiró las monedas de plata en el templo, salió de allí y se ahorcó. Los jefes de los sacerdotes tomaron las monedas y dijeron: «Es en contra de la ley recibir este dinero, pues fue usado para matar a alguien». Así que tomaron una decisión. Con ese dinero compraron el campo del alfarero para usarlo como cementerio para enterrar a los extranjeros que murieran mientras visitaran Jerusalén. Por eso este campo se conoce hasta hoy en día como «Campo de sangre». Así se cumplió lo que había dicho el profeta Jeremías: «Ellos tomaron 30 monedas de plata. Era la cantidad que el pueblo de Israel había acordado pagar por su vida. Lo usaron para comprar el campo del alfarero, como el Señor me lo había ordenado».
Alma binguera. Ayudala a la tía a mantener la pista de Anillaco pobre Zule.
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