En medio de las peleas de Milei con el mundo, ella queda relegada. El Presidente no la lleva a sus viajes importantes por el exterior, pese a que es la encargada de esa área y sus actuaciones estuvieron teñidas por bloopers y furcios. En NOTICIAS de esta semana te vamos a contar, Diana Mondino, la canciller pintada. Pese a que ahora viajó a la OEA por el conflicto con las elecciones venezolanas, la funcionaria no logra levantar el perfil ni sumar puntos en el entorno presidencial. La Cancillería fue virtualmente intervenida por una rival suya dentro del Gobierno, la hermana del Presidente, Karina Milei, quién le impuso como jefa de gabinete a una abogada que le responde y absorvió una agencia sensible para el Ministerio de Relaciones Exteriores. “Fue para marcarle la cancha”, explican voces maliciosas.
Durante su gestión, Mondino se cansó de cometer errores que en el mundo de la diplomacia no se perdonan como, por ejemplo, decir que “los chinos son todos iguales”. Este modo poco protocolar de la canciller le valió críticas dentro de la propia Casa Rosada y profundizó el rumor de que sus horas están contadas.
Mondino también tiene algunos problemas en casa. Diplomáticos le enviaron una carta quejándose por la posibilidad de ser alcanzados con el nuevo impuesto a las ganancias, y sobrevuela en esos pasillos la chance de que hagan una asamblea para protestar, medida poco común en este ámbito tan apegado a las formas. La Canciller deberá resistir.
También te vamos a contar Venezuela, a todo o nada. La crisis política y social en ese país se agudiza después de que Maduro se autoproclamó ganador de las elecciones presidenciales. Hubo violencia en la calle, muertos y desaparecidos políticos que convirtieron a Venezuela en una nación en llamas. Existe el riesgo de que el gobierno se endurezca a cualquier costo y la amenaza de generar una nueva ola de expulsados venezolanos. El trágico dilema de la oposición: huir o morir.
Por otra parte, Pantallas extremas: los streamers fuera de control. Los conductores y panelistas de estas plataformas no miden que cumplen una función social en la comunicación y tienen frases incorrectas y de mal gusto que son cuestionadas por la audiencia. El caso Neura quizás fue el más emblemático, en el que un chiste desubicado terminó con un programa y con el despido de un operador. Es interesante proponer un debate sobre la falta de regulación de las nuevas tecnologías.
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