Las noticias que enmarcan el fin de año del gobierno nacional no podrían haber resultado peores. Mientras las agencias privadas que contrata el ministerio de Economía vaticinan un 2023 con, nuevamente, niveles descontrolados de inflación, pobreza y desempleo, la Justicia resistió los embates de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y la condenó a seis años de cárcel y la inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos.
En efecto, y por primera vez en la historia nacional, Argentina tiene a su vicepresidente en ejercicio condenado por corrupción. Algo similar había ocurrido con Amado Boudou, quien también fue condenado por actos de corrupción, aunque al momento de la condena ya había finalizado su gestión como vicepresidente. Boudou había sido, casualmente, el vice de CFK, de modo que la fórmula completa que gobernó el país entre el 2011 y el 2015 resultó condenada por hechos de corrupción.
Puertas adentro de Casa Rosada, sin embargo, quienes rodean al presidente Alberto Fernández admitieron haber festejado la sentencia. “Fue una venganza ideal, sin haber tenido que hacer nada”, aseguraron. Fernández soltó las frases de apoyo de rigor y lamentó, al menos en público, la actuación de una Justicia que condenó a “una persona inocente”. Puertas adentro, aceptó que sus subordinados den rienda suelta a los festejos de fin de año.
Entre ellos se encuentra el presidente del INCAA, Nicolás Batlle, que impulsó un pedido para contratar un servicio de brindis de fin de año. De acuerdo al proceso de contratación directa Nro. 87-0079-CDI22, se trata de un servicio de lunch para 650 personas, para una celebración que incluirá sidra, champagne, canapés y empanadas de copetín, y será llevada adelante el miércoles 21 de diciembre.
La crisis que aqueja al país y la condena judicial a Cristina Fernández de Kirchner despertaron dudas respecto a la celebración o no de una fiesta para cerrar el año. No pareciera haber mucho que festejar en la intimidad del Frente de Todos. Sin embargo, el gobierno nacional habría dado luz verde a los festejos y, de acuerdo a fuentes internas, el del INCAA sería sólo el primero de unos cuantos.
En total, el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales que conduce Nicolás Batlle gastará 1.527.500 pesos en los festejos. Cada día más alejado de la realidad de sus propios ciudadanos, divagando entre aviones privados y fiestas de fin de año, el presidente Alberto Fernández se acerca al final de su gestión mucho peor de lo que cualquiera de sus críticos pudiera haber vaticinado. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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