Primero, el lugar. Fue en la bóveda que se levanta, ya reformada pero ineludible, en el subsuelo de la casa de los Kirchner, en El Calafate. Ese ambiente existe, aunque la ex presidenta lo niegue. Está filmado. Fotografiado. Fue en esa bóveda, llamada así por un ingeniero y un arquitecto que analizaron la residencia K a pedido de la Justicia durante el allanamiento del lugar que ordenó el juez del caso Cuadernos, Claudio Bonadio, que se encontró lo inesperado. Fue en agosto del 2018. Había allí un “tesoro”. No dinero. Información. Material de Inteligencia. Documentación con detalles típicos del espionaje. Transcripciones de escuchas presuntamente ilegales de diálogos telefónicos de dirigentes opositores. De directivos de empresas multinacionales. De asesores financieros. De abogados influyentes. Análisis de de información confidencial. Seguimientos de medios de prensa. Y de empresas que se dice que son de algunos de sus dueños. Expedientes de la AFIP que deberían haber sido resguardados por el secreto fiscal.
Entre los “objetivos” de estos informes están algunos de las personas que obsesionan y obsesionaron a los Kirchner. Como el último gran jefe de los espías de la ex SIDE: Antonio Horacio Stiuso. También, escuchas de charlas que mantuvo durante un año uno de los ex titulares de ese organismo, Miguel Ángel Toma. Aparecen mencionados el empresario José Luis Manzano. O el ex ministro del Interior de Carlos Menem, Carlos Corach. Son amigos de Toma.
Y hasta había información sobre las entradas y salidas del país de la jueza Sandra Arroyo Salgado, ex esposa del fallecido fiscal del caso AMIA que denunció a Cristina Kirchner por el Pacto con Irán, Alberto Nisman.
Había papeles anillados con historias sobre jueces. Todo eso, y más, estaba ahí, en la bóveda de la casa de El Calafate que sería allanada con seguridad. ¿Por qué quedó en ese lugar? La respuesta es imposible de conjeturar. Solo los Kirchner la pueden resolver.
El juez Bonadio decidió “extraer” esa documentación del caso Cuadernos para formar un nuevo expediente. Lo envió a sorteo. Ahora es el magistrado Marcelo Martínez de Giorgi el que lidera una instrucción que, como ya había adelantado Clarín, está avanzando.
La pesquisa busca determinar si Cristina Kirchner cometió el delito de “encubrimiento”.
En el expediente hay dos querellantes. Uno es Stiuso. El otro es Toma. Éste último le confirmó a Clarín que la transcripción de sus charlas telefónicas se corresponden a diálogos que él efectivamente mantuvo. Así lo declaró bajo juramento ante la Justicia.
En los próximos días, Toma le pedirá a Martínez de Giorgi (el fiscal del caso es Eduardo Taiano) que llame a declaración indagatoria a Cristina Kirchner.
En su momento, había pedido al juez que tome esa medida dos denunciantes que solicitaron también ser consideradas “amicus curiae” en esta causa, la ex diputada Margarita Stolbizer y su abogada Silvina Martínez.
Martínez de Giorgi no accedió a éste último pedido pero, de acuerdo a fuentes judiciales, el caso avanza hacia un destino procesal que parece ineludible.
Eso porque en el juzgado de De Giorgi ya tomaron varias declaraciones a testigos y víctimas de estos seguimientos de posible espionaje. Incluso de quienes aparecen hablando en varias de las transcripciones de comunicaciones telefónicas, cuyos audios que no se encontraron.
Entre otros detalles antes no revelados, Clarín está en condiciones de asegurar que las intervenciones desgrabadas al teléfono de Toma duraron alrededor de un año, el 2011, o el 2010, la precisión cronológica en ese sentido no es clara.
Toma dialogó con varios dirigentes de la oposición, y con empresarios de varios rubros. Incluso se describe en los papeles que se encontraron en la bóveda K un encuentro que mantuvo con un viejo amigo, el ex jefe legislativo del peronismo y hoy ejecutivo de un holding dedicado a los medios y al negocio de la energía: José Luis Manzano.
Esa reunión, una comida en la que ambos fueron acompañados por sus parejas que están mencionadas en las carpetas K, ocurrió en otro país, Uruguay.
Las fuentes que conocen la investigación aseguraron que la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) ya informó al juez De Giorgi que no existe orden formal ni judicial ni del propio servicio que registre que esas escuchas debían realizarse. O se hicieron de modo ilegal o se destruyeron los documentos que las avalaban, como se destruyó muchísimo material en la AFI antes de que asumiera la gestión de Mauricio Macri.
Además de las transcripciones de las charlas de Toma, se encontraron en esa bóveda ya mítica de El Calafate carpetas con desgrabaciones, por ejemplo, de directivos que serían de la minera Barrick Gold en una teleconferencia en la que están involucrados en un diálogo sobre riesgo crediticio con quienes serían directivos del banco HSBC.
Y también comunicaciones entre autoridades de la automotriz General Motors con un prestigioso estudio de abogados laboralistas que aconsejaban a esa compañía sobre cómo actuar ante un conflicto gremial. Según fuentes del caso, miembros de ese bufete reconocieron bajo juramento que habían tenido esas conversaciones pero que jamás supieron que habían sido grabados. Y que tampoco ellos mismos grabaron las comunicaciones.
Martínez De Giorgi envió un exhorto a España debido a que otra desgrabación que apareció en El Calafate involucra al CEO de la multinacional Repsol, Antonio Brufau. Otra vez es la transcripción de una teleconferencia que ese empresario habría tenido con asesores del Citibank, que estaban en Londres, con los que analizó el posible escenario de una expropiación de una de las compañías que explotaba Repsol, la petrolera argentina YPF, operación que los Kirchner impulsaron tras esa charla registrada. Aun las autoridades españolas no respondieron sobre el escrito del juez.
El acta del allanamiento de la bóveda de la casa Kirchner en el El Calafate parece haber develado una versión que el poder K difundía sobre sus jefes: la obsesión por las escuchas sobre dirigentes de la oposición, empresarios, empresas, o medios.
Ocurre que, de confirmarse lo que todas las pistas parecen direccionar hacia ese sentido, se estaría entonces ante material de Inteligencia producido de modo ilegal que fue resguardo con posible consentimiento por la doctora Fernández de Kirchner.
La carpeta sobre Antonio Stiuso, el poderoso espía que obsesiona a Cristina aun hoy, está repleta de información sobre empresas que el agente desmintió que le pertenezcan. El título es éste: “House to House. Vinculaciones empresas. Stiuso”.
En el informe sobre Stiuso también hay varias páginas dedicadas al asesinato de uno de sus hombre en la ex Side y uno de sus mejores amigos, Pedro “El Lauchón” Viale. E incluso se menciona a dos modelos o vedettes de renombre de las que afirma que eran utilizadas por Stiuso para infiltrarse entre agentes u hombres del poder que cayendo en la tentación de sus encantos terminaban después confesándoles supuestos secretos. Los nombres de esas dos mujeres no se reproducirán porque la información es una infamia respecto a ellas, según determinó Clarín en consultas con conocidos de ellas de varias décadas.
El querellante Stiuso considera que esa información que tenía en una carpeta la familia K sobre él no solo es falsa, si no que se utilizó para “armarle” causas judiciales en su contra.
Hacia ese sentido apuntará su estrategia de acción en este expediente.
Hay mucha más documentación que se encontró en la bóveda, siempre y solo vinculada a trabajos característicos de la Inteligencia.
La obsesión por la información calificada que tenían los Kirchner abarcan temas como “el abastecimiento de petróleo del Reino Unido”. Más negocios de ese estilo relacionados a las Islas Malvinas. Una carpeta lleva éste título: “Evaluación de las reservas de hidrocarburos de la consultora británica IR”.
En la residencia K en el sur se encontraron también informes sobre el Grupo Clarín, de contenido erróneo o falso. Seguimiento de notas de la Revista Noticias. De “editoriales y columnistas fijos de Clarín”. Y demás análisis de prensa crítica a la gestión kirchnerista.
Un expediente de los investigados por la Justicia sí es oficial. Pertenece a la AFIP, y enumera a todos los argentinos que compraron dólares durante un año entero. Es posible que corresponda al 2011. Ese material sí tiene membretes oficiales y debería haber sido resguardado por el secreto fiscal.
Hay más carpetas que sí fueron realizadas por organismos de Inteligencia oficiales.
Al menos dos pertenecieron a la Dirección Nacional de Inteligencia Criminal, según se registró en el acta del allanamiento a la bóveda.
Una está referida a un “Informe sobre los saqueos sucedidos el 20, 21 y 22 de diciembre del 2012”.
Otro está identificado con el mismo organismo pero sin dar detalles de su contenido.
También se detectaron informes que parecen estar enfocados en la gestión de Mauricio Macri en el club Boca Juniors.
Uno lleva de título: “Irregularidades del centro de entrenamiento del club Boca Juniors”. Otro: “Sesión de predios para equipamiento deportivo de los clubes Racing y Boca”.
Se encontró además otro análisis de Inteligencia sobre otros incidentes boquenses, esta vez en el llamado “Día Xeneize”.
Entre el posible contenido de espionaje secuestrado en la residencia K se registró un anillado de papeles que lleva un título intrigante “Axel Kiciloff”. Otro material similar es llamado “Carlos Reutemann”. Hay más de todo esto relacionado a cuestiones de “Lavado de Dinero”. Y sobre causas judiciales que tramitan contra los Kirchner, Y se detectó otra carpeta más, entre muchísimas otras, muchas más, que dice singularmente así: “Argentinos sin nombre”. Sic. (Clarín)
es todo tan agotador, las pruebas están ahí y la justicia mira para otro lado, cualquiera sin coronita por eso estaría en cana, cuánta impotencia ante la impunidad.
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