Desde Holanda, los lectores de La Ventana dicen...

28 de marzo de 2017, 9:41

Querida Julia. Soy una argentina que vive en Holanda y que, al igual que muchos otros argentinos en mi misma situación, está muy orgullosa del cambio que hemos tenido. Por eso, decidimos organizarnos y fuimos a recibir a Macri y a brindarle todo nuestro apoyo. Sabemos que es duro y que se necesitan sacrificios, esfuerzo y trabajo pero tenemos mucha fe y esperanza. Escribimos una carta al municipio de Amsterdam informando sobre nuestra "manifestación de apoyo y bienvenida" y solicitamos el permiso correspondiente. Así es el proceso en Holanda, para cualquier manifestación se requiere un permiso especial que es otorgado por la municipalidad y la policía. En el mismo se detalla el horario de inicio y finalización y qué elementos llevarán los manifestantes (elementos que deben ser aprobados también). Nuestra propuesta fue aprobada y se nos designó un lugar. Allí nos esperaba la policía, agentes muy educados, simpáticos y cálidos, que además de vigilarnos, nos cuidaban. Sí, nos cuidaban. Nosotros sabíamos que iba a ir otro grupo a escrachar a Macri y a hacerle pasar un mal momento. Es más, una de las argentinas que solicitó el permiso al municipio, recibió 2 llamadas de número anónimo el día domingo diciendo que eran de la municipalidad y que no podíamos ir al acto de Macri. Esto fue denunciado porque nuestro permiso estaba totalmente en regla y también la policía se había comunicado con nosotros para corroborar quiénes éramos. Veremos qué sucede. El entusiasmo que hay por parte de los holandeses hacia el gobierno argentino es muy grande. Tienen muchas ganas de invertir, hay muchas señales de aprobación, la reina Máxima participó de varias actividades, y también lo hará hoy, y se nota su alegría, su comodidad y su apoyo. Ayer pudimos expresarle a Macri cómo nos sentimos y darle fuerzas. No fuimos a confrontar con nadie, no nos interesaba. Solo fuimos a APOYAR. Había muchos turistas argentinos que se equivocaban, veían la bandera, iban con ellos y cuando se daban cuenta de quiénes eran se cruzaban para nuestro lado. Parte del equipo presidencial se acercó a conversar con nosotros. Qué gran cambio! Qué amabilidad! Nos saludaron, nos preguntaron por qué estábamos ahí, nos agradecieron, conversamos. Grabamos mensajes para el presidente, la prensa nos entrevistó y nos sacó fotos. Y desviamos un poco la atención del otro grupo. Volviendo a ellos. Realmente son tragicómicos. Sus consignas en contra de Macri eran: "Macri= hambre" "30.000 presentes y vos no estabas" "Macri es represión" y el clásico hit "Liberen a Milagro". Ellos critican la política económica de Macri y apoyan a Maduro pero viven en un país neoliberal (Holanda). Ellos dicen que Macri reprime cuando se hacen manifestaciones pero para poder ir ayer tuvieron que pedir un permiso a la policía holandesa porque sin ese permiso son arrestados. En fin, la gran hipocresía K. Un policía holandés nos preguntó cuál era la relación de Macri con la dictadura porque no entendía cómo le reclamaban a él. Y no, si a nosotros nos cuesta entenderlos, me imagino lo que debe ser para un extranjero. Cuando terminó el acto, los policías nos felicitaron por nuestro comportamiento y nos dieron la mano.
Lo que más me impresionó, casualidad o no, aunque yo no creo en las casualidades, es el lugar que nos dieron a cada grupo. Nosotros estábamos bajo el sol primaveral holandés, iluminados, radiantes, con mucha luz. Y ellos, del otro lado, en una oscura esquina sin nada de sol, apagados, en la sombra. Nunca mejor ubicados. Una excelente metáfora para describir a unos y a otros. Una postal perfecta.

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