Los lectores de La Ventana dicen...

"Querida Julia: La escuché el otro día decir orgullosa "no soy cornuda porque duerme en mi cama todas las noches". Frase para el bronce.

Mujeres como estas no se dan cuenta que en lugar de "vencer" a quien creen su enemiga (cuando el verdadero enemigo es su cónyuge, aquel que burló su confianza), LE HACEN A ESA "OTRA" un favor enorme: son las que se quedan con la basura en su casa. Y esas otras, a quien estas esposas piensan "tomá, te gané, se quedó conmigo" vuelven a tener la posibilidad de encontrar alguien que realmente las ame.

No todas aquellas otras son mujeres ligeritas de cascos. Yo no lo fui ni lo soy. Tengo un prontuario amoroso bastante escaso. Por eso lo digo con conocimiento de causa.

Tuve una historia parecida (sin embarazo ni nada de eso) con un hombre que contaba unas fábulas increíbles de hombre maltratado, padre cautivo, que ofrecía testimonios hasta de su propia madre y su mejor amigo para que le creyera y no lo dejara.

Puedo asegurar que tuve todo tipo de dilemas morales que me llevaron a psicólogo, cura, lágrimas, etc, etc. porque empecé con él pensando que era separado y después me enteré que no. Y cada vez que quería dejarlo, él sacaba un nuevo as debajo de la manga.

Llamame "boluda" si querés, pero emocionalmente somos todos unos reverendos boludos y mucho más cuando nos enamoramos. No vemos, no oímos, no decimos basta.

Y después padecí a una clon de Estelita, a la que le expliqué con lujo de detalles cómo eran las cosas, cuál era la info que se me había dado como para que yo siguiera en esa relación, hasta formas de que comprobara que era él quien me buscaba y no yo.

La devolución fue la misma que la que vemos de esta señora en la tele.

La enemiga, la mala de la película, la traidora era yo, no él. Yo, que no la vi en mi vida, le había fallado, le había querido robar al marido, le había mentido, quería lo que ella tenía.

Él, sin embargo, era un buen hombre, un marido leal y confundido que se había equivocado por mi insistencia, un esposo fogoso, un padre intachable.

Él no había hecho nada. Ella menos.

Él no había mentido a nadie, él no había quebrado la confianza de nadie ni destruido la autoestima de ninguna.

El problema para este tipo de parejas siempre es el afuera, la culpa es de los demás.
No hay kermesse tan ordinaria que regale premios tan poco valiosos como esposos infieles.

Sufriremos menos el día que las personas (hombres y mujeres) nos demos cuenta que aquellos amores que engañan, manipulan, mienten... no son amores.

Y a mí esa mujer me hizo un favor enorme: me hizo ver que no existía aquel hombre honesto del que yo me enamoré tanto como para romper mis propios códigos.

Por eso, no opino mal de Estela. También es víctima de un manipulador. La víctima a la que le dicen "¿¿¿¿pero no ves que a vos sí te amo y por eso me quedo con vos???", "¿¿¿pero no ves que si me echás de una patada en el tujes rompés nuestra familia???", "¿¿¿¿pero no te importa todos los años y las cosas que compartimos???".

Es muy difícil salir de las garras de alguien así, lo aseguro. Seas la primera o la segunda, es muy difícil.

Perdón por la extensión, querida Julia, pero no sé por qué quería contarlo.

Un beso"


Anónimo en la entrada "El cruce de Estelita Ventura con Nancy Pazos en Infama".