DURA CRÍTICA A MARADONA EN EL NUEVO HERALD

Excelente editorial, suscribo cada una de sus palabras...

Un atorrante en Caracas

ILEANAFUENTES

Diego Armando Maradona, el antiguo rey del soccer, apareció recientemente en la prensa con su tatuaje del Che en solidaridad con la dictadura castrista de Nicolás Maduro. Así había llegado a La Habana en el 2000 cuando intentaba curarse de la drogadicción. En aquel entonces, adoraba al ídolo máximo. Hoy las pleitesías son para el capo venezolano.

Ignora Maradona que para los machos-en-jefe socialistas, él no es sino un despreciable narcómanolumpen proletario que vive cómodamente como gran burgués, cosa que ni cubanos, ni ahora venezolanos, pueden soñar.

¡Ah! ¡Si hubieran triunfado los marxistas Montoneros en la patria de San Martín! Bajo el sistema de Castro y del heredero de Hugo Chávez se hubiera eliminado el churrasco diario y las parrilladas los domingos, al reducirse el ganado en un setenta por ciento, como ha sucedido en Cuba. Los argentinos se ajustarían aún al racionamiento alimentario: tallarines sin tuco, nada de fiambres, ni vinachos, ni facturas recién horneadas para desayunar ¡Abajo con el vicio capitalista de comer bien! (en esto la autora está desactualizada, aquí también ya se eliminó, y por muy diversos motivos, entre ellos el económico)

¿Argentina a la cubana? Eliminado el mate matutino. Al laburo a las siete de la mañana en un país sin transporte, provisto de bicicletas chinas o coreanas para cruzar todo Buenos Aires, llueve, truene o relampaguee. Suspendido el mate de la tarde, porque espera la guardia y el trabajo voluntario, o la reunión de orientación ideológica en el centro laboral ¡Abajo el mate, ese ocio familiar nada acorde con la militancia y movilización constantes que requiere, según los Castro, la construcción del socialismo!

Cero chinchulines los fines de semana. Cero molleja a la plancha, cero asado de tira. Polenta, mucha polenta y repollo hervido ¿Descansitos en Mar del Plata? ¡Jamás! ¡A la agricultura obligatoria por los recodos de la Patagonia! A desplegarse por los Andes en las milicias territoriales y probar que en todo argentino hay un gaucho socialista y viril dispuesto al sacrificio que planteó el camarada Lenin (que no tenía idea dónde estaban Argentina, Cuba o Venezuela).

Los pibes –desprovistos de leche desde los siete años– a marchar en la Organización de Pioneros, proclamando: “¡Seremos como el Che!”, y a los dieciséis, al servicio militar obligatorio ¡Obligatorio, nada de ser pacifista y odiar a los milicos! Mucha marcha, muchos frentes, muchas guerras. En el socialismo a la cubana-venezolana sí habría que joderse tirando tiros hasta en la Antártida con los pingüinos, y morir por el internacionalismo proletario.

Que se olviden las madres y abuelas de sus muertos. En la Argentina revolucionaria no había estadísticas de desaparecidos, presos o torturados. Pregúntenle a las Damas de Blanco en el feudo de los Castro ¿Demostraciones en la Plaza de Mayo? ¡Ni hablar! Esas gusanas contrarrevolucionarias pagadas por la CIA serán dispersas a manguerazos, arrestadas por la policía política y golpeadas por las turbas. Más de una morirá.

Y las porteñas, a girar, a prostituirse por los balnearios-para-turistas alquilando el cuerpo y las caricias como lo hacen las jineteras en Cuba, porque hace falta divisa para sobrevivir en la antepenúltima economía del continente.

Que se olviden los atletas del deporte profesional de contratos millonarios. En la Argentina a la Castro-Chávez el atleta no se corrompería, pues el deporte sería sólo una vocación, no un talento para lucrar. Dieguito sería propiedad del Estado, un simple trabajador de fábrica allá en su Lanús natal, jugando fútbol amateur, quizá nacional u olímpico, pero sin lujos, sin guita, atorrante, ¡sin la corruptora guita! ¿Maradona, millonario? ¡Maradona, muerto de hambre!

¡Ignorante pibe! Apoyas el maduro-chavismo como el celebrity del siglo, haciendo alarde de tus simpatías hacia ese desastre llamado “revolución cubano-bolivariana”, de la que huyen –y ahora también combaten– cientos de miles de personas. En la Argentina moldeada por tu guerrillero heroico se te hubiera aplicado hace rato el Código Penal socialista, y sin apelación ni padrinos, condenado a años de cárcel por escándalo público, conducta antisocial predelictiva y delictiva. El asesino coterráneo tuyo que tanto admiras, ese que firmó miles de órdenes de fusilamiento en Cuba y daba el tiro de gracia a los ejecutados en la Cabaña, no se hubiera dignado ni a escupirte la cara a ti, antítesis misma de su “hombre nuevo”.

Tu apoyo a la tiranía socialista es un oprobio. En La Habana o en Caracas, ¡no eres más que un atorrante!

© Ileana Fuentes

Fuente: El Nuevo Herald

(¡Gx Sergio!)