En Haedo. Marcos tiene 25 años y viaja todos los días porque estudia en la UBA y trabaja en Retiro. “Tengo miedo de volver a subir al tren”, contó ayer.
El video lo vio medio país: inmediatamente después del choque, un hombre vestido de negro se desprende del tren como un fantasma, corre a través de la vía con una mochila, trepa a un andén y se pierde en la estación Once. Una figura sin rostro que huye con desesperación de una tragedia que no lo alcanzó por esos misterios que tiene el destino. Imposible identificarlo, imposible saber qué pasó por su cabeza en ese momento, imposible saber qué sucedió con él después. Nada más que una imagen rápida y certera, sin explicaciones.Tres días después, sin embargo, un joven que se llama Marcos Geddo y tiene 25 años envió un mail a Clarín en el que reveló que él era la figura en el video y contó su indignación. “Todos somos conscientes de cómo se viaja en tren y sólo se escuchan quejas, pero nunca hacemos una gran movilización que ponga fin a todo esto”, escribió.
Ayer, Marcos aceptó hablar con este diario en la casa donde vive con su madre, a pocas cuadras de la estación Haedo. Allí, desde hace unos seis años, toma todas las mañanas el ferrocarril Sarmiento para ir hasta la estación Once. Desde ahí sigue viaje en subte porque estudia administración de empresas en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y trabaja en la auditoría de una empresa petrolera que tiene sus oficinas en Retiro.
Marcos está indignado. Por lo que pasó y por lo que escuchó en los días que siguieron. “Los que tomamos el tren –dice– sabemos cómo se viaja y las cosas que pueden pasar.
Sabemos y no hacemos nada . De alguna manera, los estamos avalando”.
El joven contó que, desde el día del accidente, y por primera vez en su vida, tiene que tomar tranquilizantes para dormir. Y habló del estado de shock que todavía le dura: “Muchos me preguntan cómo me animé a saltar en ese momento y me dicen que fui muy valiente. Pero te aseguro que lo que me empujó a saltar fue el pánico ”.
¿Qué relato puede hacer de ese día? “Yo estaba hacia la mitad del primer vagón –explicó–, cerca de una puerta. Siempre me pongo cerca de una puerta, para que me llegue el viento. Es que las puertas generalmente están abiertas. A veces porque alguien no deja que se cierren y otras veces, como pasaba el miércoles, porque se traban solas. Escuché que algunos pasajeros dijeron que en otras estaciones ya el tren había tenido problemas para frenar, pero si fue así yo no me di cuenta de nada”.
Cuando el tren ingresaba a Once, Marcos percibió que no bajaba la velocidad como lo hace siempre. Entonces sacó una porción de su cuerpo por la puerta, miró hacia adelante y dice que vio que estaba a punto de producirse el choque contra el paragolpes.
“Pasó todo –recordó– en un segundo. No sabía si tirarme o no y escuché una voz que gritó que el tren no frenaba. De mi lado no había andén y entonces no quise saltar. Cuando el tren chocó, fue terrible. Miré para atrás y vi las chapas retorcidas que aplastaban a la gente que estaba en el fondo de mi vagón. Entonces salté, corrí y me trepé al otro andén. Mientras salía de la estación llamé a mi mamá, a mi novia y a mi gerente. Les conté lo que había pasado, les dije que yo estaba bien y les avisé: seguro hay algún muerto ”.
En estado de shock, Marcos caminó entonces por Pueyrredón hasta Corrientes, para tomar el subte B, como todos los días. Tenía el pantalón desgarrado y se le veía el calzoncillo, pero ni se había dado cuenta. Antes de meterse en la boca del subte, escuchó la sirena de la primera ambulancia que se acercaba a Once.
“Me dolía mucho un brazo –explicó– y también un pie. No sé ni por qué fui a la oficina pero por supuesto que ese día no pude trabajar y me fui más temprano, porque estaba muy nervioso. El jueves y el viernes no trabajé, pero esta semana tengo que volver. Todavía no sé en qué voy a ir porque me da miedo tomarme el tren ”.
Fuente: Clarín
(¡Gracias Anónimo!)
Impresionante como salvo su vida Marcos. Y todos los responsables de esta tragedia son unos reverendos hijos de mil puta que seguramente en algun momento de sus vidas no tuvieron ni una bicicleta para desplazarse, pero que ahora que estan arriba miran con desinteres y con desprecio a la gente de a pie, se llenan la boca de frases demagogicas creyendo que disimulan mientras se llenan los bolsillos con el dinero que deberia destinarse a un transporte digno y en condiciones para la ciudadania. Que poco amor por el projimo. Ojala quede grabado en la memoria de todos tambien este testimonio, que debe ser tomado en cuenta como la metafora de lo que los habitantes de este pais hacen a diario: malabares para sobrevivir. Una verguenza lo que pasa en Argentina. Encima hoy a las 9 nos tendremos que fumar el discursito de la estupida esa donde va a echarle toda la culpa a otros y donde seguramente incluira a las victimas que - oh casualidad - no se pueden defender.
ResponderEliminarJulia me gusta mucho el giro que tomo tu blog, estan haciendo falta espacios asi para que los que no tenemos voz nos expresemos, ya que los medios de comunicacion audiovisul estan copados por la lacra del gobierno que cree que puede acallar las voces en contra aunque digan que los voto el 54%, es vox populi que eso es una mentira mas de estos malevolos.
Es impresionante, recien hoy me di cuenta de "ese" chico, creo q todos vimos el video sin percatarnos sobre esa persona y hoy me deayuno que fue un sobreviviente del primer vagon!
ResponderEliminar*errata corrige: hoy a las 19. y a las victimas las incluira como culpables, eso quise decir.
ResponderEliminartodo muy bien y lo felicito pero fue de una gran imprudencia e irresponsabilidad ya que podria haberse electrocutado
ResponderEliminartenes la misma edad de mi hijo...te mando un beso !!! susana
ResponderEliminarEvidentemente no estaba su hora, no era su destino, pero a veces ante una situacion limite uno no sabe como puede actuar, el se tiro y ni siquiera debe ahaber pensado que podia morir electrocutado en las vias, fue instintivo.
ResponderEliminarOjala que de a poco pueda salir de esa pesadilla como todos los otros que se salvaron.