"Maxi me regaló una Ferrari para el Día de los Enamorados"

De niña virgen, a princesa de Sicilia. Wanda Nara es, a los 23 años, la mujer de un reconocido futbolista millonario residente en Italia. Madre de Valentino y dueña de un lujoso piso en Catania. Alejada de sus videos eróticos, relata que consiguió lo que aspiraba. En tanto, Maxi López le obsequia, entre otras cosas, vehículos ostentosos para demostrarle su amor. “Siempre quise vivir así”, nos confirma la cenicienta posada en su Ferrari.

Wanda no siente pudores a la hora de confesar que su presente fue desde siempre su máxima aspiración. A los 23 años y con su bebé de 14 meses en los brazos, la rubia, relata sin pudores que siempre aspiró a “triunfar”. Con aire de grandeza en la atmósfera italiana, la ex modelo cuenta de sus duras caminatas de casting en casting con una conservadora con algunos sándwiches de pan lactal y “poca mayonesa” sustentada en sus aspiraciones de alcanzar la cima: Las pasarelas, los teatros, la televisión.

No sabemos cuando fue que notó que, en nuestros medios, era más sencillo inclinarse a los videos… Sin embargo, Wanda se remonta a sus inicios y sostiene que “Mi imagen podía decir mil cosas, pero yo siempre fui para todos lados con mi familia, con mis padres”, señala figurándose aniñada y familiera, quizás en reflejo a la portada de “chica virgen” que la inició en el mundo de los medios en el que pronto se inmiscuyó debido a sus tan profundas declaraciones.

Asimismo, sin que se le pregunte, Nara sabe y reconoce su pasado y su fama de chica más bien “accesible” y se hace cargo: “Reconozco que antes de Maxi me divertí y mucho, pero nunca derrapé, siempre fui por el borde sin caerme y eso me diferenció de todas las del ambiente”, sostiene con un orgullo un tanto difícil de comprender.

Del mismo modo, la rubia afirma que “supe cambiar. Muchas siguen con lo mismo desde hace cinco o diez años. Pero en el medio tenés que ser muy buena equilibrista”, añade entre risas que denotan su filosofía y su pensamiento “botinero”.

Wanda Nara se destaca por haber hecho “las cosas bien” en cuanto a sus aspiraciones, cuando menos, nadie puede cuestionarle no haber obtenido lo que deseaba. El método a ella no le incomoda y el fruto está a la vista.

“Me pareció un sueño cuando Maxi me dijo que veníamos”, sostiene la ex modelo que nos comenta que “siempre quise vivir acá”.

Maxi López la conoció en un desfile cuando ya era un popular futbolista en Argentina y Rusia. Un año después de conocerla llegó el casamiento y el pequeño Valentino. Wanda, sin duda, estaba apresurada por cumplir su sueño: “No quería terminar bailando en un teatro o matándome con quinientas minas en una pasarela. Deseaba esta familia y Dios me la dio”, cuenta.

Como al pasar, cuasi acostumbrada se diría, la ex Cenicienta hija de padres trabajadores, expresa un “Maxi me regaló una Ferrari para el día de los enamorados, porque me ama”.

Profunda, Wanda nos relata que “Desafío a cualquiera a que tengo los mejores zapatos”.

En tanto, continuamos a la espera de los despojos de la banalidad ó ¿bastará con recurrir al exilio de los libros y acudir, convenientemente, a los tacones de 12 centímetros? Sin duda, la rubia, nos invita a la reflexión si de éxito, poder y fortuna se trata.

Y sí... todavía quedan hombres que se enamoran ¿Alguien puede dudar de que este es un caso de esos?

Fuente: Edición 10